Creo que equivoqué el título y lo más correcto será “los poblanos son de chocolate”, porque al más puro estilo de cascarita de futbol, el ciudadano común y corriente no tiene ni voz ni voto está en la cancha y otros juegan con su balón en su casa y sin embargo es como si no estuviera ahí, en esta situación malentendida de gobernantes tomando decisiones en favor de sus votantes; pero porque ellos, que preparación técnica o académica los capacita para hacer esta.
En verdad me molesta esto que se está viviendo en Puebla, y trataré de ser lo más objetivo y lo menos pretencioso, y no citaré ni un partido político ni siquiera a un político o burócrata de esta o de anteriores administraciones, no voy a ocupar lenguaje técnico u ostentoso y trataré de ser sólo un ciudadano promedio en una ciudad por debajo del promedio.
Sí, veo obra pública por todos lados, veo maquinas haciéndome llegar tarde a mi trabajo todos los días, y digo las maquinas porque no veo gente trabajándolas, veo espectaculares que me recuerdan que “disculpe las molestias, los beneficios son para siempre”, pero beneficios para quien, quien decidió que eso era lo que la ciudad necesitaba, porque ocupan recursos (que no tenemos) para obras macro y lo micro ni siquiera aparecen, bueno esto ultimo lo tengo claro, porque esas nadie las ve, no me imagino titulares en los periódicos del estilo “el gobierno del estado junto con el municipal, dieron mantenimiento a los camellones de todas las obras anteriores”, se que habrá alguno que diga, “oye pero que acaso no viste que estan recortando toda la maleza del Blvd. Atlixcayotl”, y pues a esas personas les recordaría que es porque ya estan haciendo “otra nueva obra en una obra que ya existía”, pero hoy precisamente leo que inauguran una alberca al norte, y veo fotos del presidente municipal rodeado de 2000 paleros que le recuerdan lo maravilloso que es por darles algo que igual les emociona pero que NO necesitan. Pan y circo. Y ojo, no quiero decir que la gente no quiera o deba nadar, simplemente que para cuando me presuman cualquiera de los gobiernos (municipal o estatal) que ya estrenó infraestructura nueva, es porque las fotos de la zona donde la pusieron son igual o mejores que las nuevas cosas que les dan.
Veo con horror, que están demoliendo la fachada del auditorio siglo XXI, un edificio que poco a poco fue relegado al olvido debido a que en la misma zona pusieron otros auditorios o teatros de igual o mejor calidad. Sin embargo el gobierno decide que hay que remodelarlo, dejemos de lado que el proyecto es de un arquitecto de los más importantes de México, quiero simplemente pensar en el costo que tuvo la talavera en la fachada, que intuyo fue un lujo en su momento para el proyecto y ahora otra vez gastar en otro material de moda para algo que bien o mal funcionaba tal cual.
Mi último ejemplo sería el ¨Museo Internacional Barroco” , a ver si ustedes lo entienden, será un museo ubicado en la zona menos colonial de la capital poblana, será construido por un arquitecto coreano-japonés lugar donde jamás existió el barroco como estilo, y se van a gastar 1,390 millones de pesos, si leyeron bien la cantidad, me fascinaría saber la cantidad de escuelas que se pudieran construir con ese dinero en el estado, o invertirlos en como ellos llaman la mayoría de sus proyectos “dignificar” el centro histórico; pero bueno, quisiera ser imparcial y pensar como si fuera un turista, porque supongo que ese es el principal objetivo de utilizar semejante cantidad de dinero en un edificio; supongamos que llega, no se, quizás un turista español, interesado en comparar el estilo de su tierra con el de “La Nueva España”, llega a Puebla del aeropuerto y por ende en camión a la estación de la 4 poniente, asume que el principal lugar de interés de la ciudad será el centro histórico patrimonio de la humanidad (bueno me quedé en que quizás este último título ya no aplique), por lo que se hospedaría en el centro histórico y así visitaría iglesias, casonas, parques, mercados, en fin todos los lugares turísticos del tema que le interesa, quisiera ver la cara de nuestro feliz visitante, cuando le digan que para ver el museo tiene que tomar un taxi para llegar a una nueva zona de la ciudad donde lo único turístico que pueda visitar es ese edificio, que lo diseñó un arquitecto extranjero que quizás conoce el estilo por un libro, y que como anécdota curiosa podrán decirle que de chiripa, cuando el gobernador del estado decidió poner un museo en medio de la nada, y que cuando pregunto cual arquitecto famoso era bueno para contratarlo y lo contrató, “mató víbora en viernes” porque casi cuando le andaba dando el anticipo le avisan que acababa de ganar el Premio Pritzker de Arquitectura (algo como el premio Nobel para arquitectos). Y no exagero así de ridícula es la información.
Y mi pregunta sería, ¿Porqué así? que de plano es tan complicado planear las cosas antes de tirar el dinero. Y es que siempre pasa así, no hay sexenio o trienio que no se reparen las calles, porque con tantita agua parecen que ocupan materiales solubles, se acuerdan cuando en una administración, no recuerdo cual, pregonaban que habían adquirido una maquina a la que llamaron “el Dragón” y que con eso de una vez por toda nos olvidaríamos del siempre problema de los baches, y tantos ejemplos en tan poco tiempo, ruedas de la fortuna, pasos a desnivel, teleféricos, velódromos, lagos, etc., y me encantaría que algún urbanista me corrigiese y así saber que el equivocado soy yo, tengo la teoría que cuando el estado o la ciudad se da el lujo de construir la infraestructura que falta es porque todo lo de más está perfecto.