Todo mundo habla del muro de Trump, las razones políticas y humanas, los puntos de aquellos que están a favor, y por supuesto todo lo que debe y está en contra, pero este escrito no se trata de eso, ya bastante se ha hablado al respecto y sólo quiero dejar en claro que no estoy a favor de semejante imposibilidad, estoy divagando sobre un tema que genera el turismo de las ciudades más bellas e importantes del mundo, esos anhelos megalómanos de personajes en posiciones de poder que cambiaron la cara pasada y futura de sus ciudades e incluso de culturas, y por más que me cueste admitirlo, me da un morbo increíble imaginar si este demente lograra su objetivo, si en un futuro estaríamos hablando de una de las construcciones más grandes e imponentes del mundo, tan grande que se ve desde el espacio.
Quiero imaginar que antes no existía esta presión que ejerce la gente informada, y la desinformada también (que son los mayoría), que hoy en día es tan fácil enterarse de alguna locura que está pasando por la mente de algún gobernante en su triste idea de trascender, sin ir más lejos y no tan atrás en el tiempo, cuando transformaron a Puebla en un parque ridículo de diversiones, con ruedas de la fortuna y teleféricos que no sirven para nada; pero bueno, ahí están para la foto casual, para la novedad del turista que se impresiona de algo que fue una mala inversión, una mala decisión, y ocupo el ejemplo de mi ciudad porque quiero empezar desde algo chico, y seguir creciendo en ejemplos hasta llegar a China, y su muralla.
Citen el ejemplo que quieran y traten de imaginar su concepción, que tal la Isla de Pascua, o quizás Stonehenge, las pirámides cualquiera que digan por ende sería un ejemplo obvio, algún palacio en Francia, o el monumento a la Revolución en CDMX, alguno acaso que no sea iniciativa de alguien que se levanto un día con la idea en la cabeza de hacer algo que el día de mañana las generaciones hablaran de él, y recordaran bien o mal al genio tras la idea, un Porfirio Díaz y su palacio legislativo hubiera sido algo que me hubiera fascinado conocer, y no ese esperpento que sirve más de punto de reunión de inicio de manifestaciones, supongo que los hunos no estaban tan a favor de aquel emperador Chino que decidiera prohibir la entrada a territorio Chino, es probable que se ocuparan frases como “debemos de evitar que los hunos entren a China, ellos son delincuentes, violadores, cuando Mongolia manda a su gente, no mandan a los mejores…” supongo entienden el punto, sin embargo, pasado el tiempo la gente olvidó esos discursos racistas, y ahora solo hablan de lo imponente que es, del tiempo que habrán tardado en construirla, de la gente que estuvo involucrada, pero no veo estadísticas que mencionen si lograron parar la inmigración, y si eso ayudó al crecimiento de China, bueno esto último estamos de acuerdo que es la historia de quien ganó.
“debemos de evitar que los hunos entren a China, ellos son delincuentes, violadores, cuando Mongolia manda a su gente, no mandan a los mejores…”
Alguien ha visto los proyectos del arquitecto de Hitler, Albert Speer, sus propuestas para Berlín, o bueno que decir de Gustav Eiffel y su torre, Calatrava, y la lista sigue y sigue, y se relaciona con políticos, reyes, empresarios, y todo aquel que tiene el suficiente dinero para marcar en piedra y hierro su nombre y el de su familia.
Me intriga, lo admito, y conforme pasa el tiempo creo que será más difícil ser parte de la historia de estos caprichos (porque me queda claro que el mundo puede y pudo seguir su curso sin ninguno de estos monumentos), pero bueno, seguramente siempre habrá un nuevo rico que busque trascender.